Lo que son las cosas. Ibrahimovic, el arisco futbolista que el pasado verano se marchó del Barcelona echando pestes de Guardiola, podría tener la llave de un traspaso muy del agrado del técnico: Thiago Silva. Pero la historia es la que sigue.
Cuando Pep comunicó a la dirección deportiva que no quería ver a Ibra -el fichaje más caro de la historia del Barcelona- ni en pintura por el Camp Nou, Rosell encontró la solución al problema con una cesión de un año del sueco al Milán y una posterior opción de compra obligatoria por valor de 24 millones de euros. El periodo de cesión expiró el verano pasado y ahora el club italiano debe hacer frente al pago de esos 24 kilos. Al parecer, y según pudo saber este periódico, la entidad propiedad de Silvio Berlusconi tiene serias dificultades para satisfacer esa cantidad y el Barcelona, lejos de ver en eso un serio inconveniente (y más teniendo en cuenta su delicada economía), se lo toma como una gran oportunidad.
Y el motivo no es otro que Thiago Silva. La intención de la dirección deportiva es hacerse con los servicios del central brasileño, que llegaría a Barcelona a cambio de la condonación de la deuda por Ibrahimovic más una cantidad de dinero que no ha trascendido todavía. El defensa gusta muchísimo, pues se desenvuelve a la perfección con las dos piernas, tiene buena salida de balón, es potente en el juego aéreo y puede actuar también en el centro del campo. Además, el Barcelona anda algo corto de centrales. Sin Puyol ni Piqué, Guardiola desplaza a Mascherano o a Busquets (ambos centrocampistas) al eje de la zaga sin contar, al menos de momento, con Fontàs.
Thiago Silva es un viejo sueño del Barcelona, que ya preguntó por él el pasado verano. El propio jugador desveló unos contactos que no fructificaron. Thiago, además, fue el futbolista que logró el gol del empate del Milán en el Camp Nou en la primera jornada de la Champions League, cuando el partido estaba a punto de acabar.
AS.COM