Un Fideo empacha al Athletic

José Mourinho acorazó al Madrid en San Mamés, pero el partido lo ganó Ángel Di María, uno de los pesos ligeros de su plantilla. El Fideo forzó los dos penaltis que permitieron a Kaká recordarse como un futbolista importante en el Real Madrid. El triángulo de centrales blancos atrapó a Llorente y regaló a Casillas una plácida tarde de primavera en Bilbao. El Madrid se permitió dar descanso a sus pretorianos (Carvalho,Marcelo, Xabi Özil y Cristiano), aunque el delantero portugués tuvo un rato que aprovechó para estirar músculos y cuenta anotadora: van 40 esta temporada.

Si el Madrid pretendía renunciar al partido, el Athletic debería estar una semana tirándose de los pelos. Los blancos presentaron un once en el que faltaban todos sus imprescindibles, salvo Casillas, ante un rival que lo esperaba con todo. La apuesta de Mou -en teoría tres centrales, en la práctica Pepe unos metros por delante para ayudar a la salida del balón- alimentaba la fe del Athletic. Fue en vano.

Porque ocurrió que Pepe y Lass ganaron el centro del campo. No fue cuestión de orfebrería, claro, pero a Mourinho no le importan demasiado este tipo de detalles. La fontanería blanca se impuso con sorprendente facilidad. El empuje de los pivotes blancos permitió al Madrid robar y salir. Su escenario favorito.

Un escenario en el que Di María es feliz. A campo abierto, el argentino es un jugador letal. En Bilbao tuvo un buen socio, Kaká, que mostró por fin ese punto físico imprescindible para mostrar su fútbol. La calidad persiste. Los pulmones parecen estar de camino.

Kaká convirtió en gol los dos penaltis que Di María le sacó a la inocente zaga local. El primero se lo cobró a Iraizoz, que no pudo sino arrollarle en una situación de cara o cruz. Kaká lanzó desde los once metros con decisión y eficacia: raso, potente, al palo natural de un diestro.

Todo menos fútbol
El gol descompuso al Athletic, que no parecía preparado para encontrarse con un escenario adverso. Grada y jugadores se perdieron en refriegas y protestas, olvidando lo básico, tratar de jugar al fútbol. Las prisas atropellaron al habitual juego directo de los locales ante un Madrid que, pese a su ventaja, tampoco les estaba sacando del campo. Apenas un rayo de esperanza al filo del descanso después de que el Madrid (Higuaín y Di María, ambos en dos ocasiones, Kaká...) perdonara un carro de ocasiones.

La ruleta dejó de girar al poco de reanudarse el partido. Di María se fue con insultante facilidad de Castillo, que le derribó de forma infantil. Kaká convirtió el segundo penalti de la tarde y tranquilizó a un Madrid que estaba sufriendo de nuevo por el costado de Sergio Ramos. Muniain y Toquero le buscaron y le encontraron, pero el Athletic no ofreció nada más. Ni rastro de Fernando Llorente ni Javi Martínez, que acabó sustituido con media hora aún por delante.

Mou lo vio tan sencillo que hasta se permitió dar media horita a Xabi y Cristiano. El de Tolosa se puso a los mandos y Cristiano, desde la izquierda, mató el partido. Fue en otra contra, en la que le habilitó Granero. Carrera, recorte ante San José y definición perfecta ante Gorka. Quedaban más de 20 minutos y el clásico número 100 de San Mamés estaba resuelto. En el día de las tres torres, decidió la finura del alfil.

Marca.com

Ahora ya sólo queda ver cómo juega el Real Madrid contra el Barça. Dudo que ganen con la facilidad con la que lo hicieron ayer.