El guerrero Di María clava la lanza

El Real Madrid ganó al Sevilla con un escudo y una lanza. Cualquier parecido con un partido de fútbol fue una casualidad. En el Bernabéu se libró una batalla que se llevó el guerrero madridista por un ataque de furia. El Madrid nunca se rinde y no le tiene miedo a nada. Sí lo tuvo el Sevilla de ganar en el Bernabéu. No se atrevió a atacar y se limitó a defenderse en una trinchera. El equipo de Mourinho fue todo lo contrario. Se quedó con uno menos por la injusta expulsión de Carvalho y sonó el toque de corneta. Di María fue el artillero.

Era el minuto 77 y la luz la encendió Özil, que progresó dentro del área con el cuero cosido al pie. Disparó Pedro León, la pelota rebotó en la mano de Zokora y el balón salió disparado, pero no traspasó la línea de fondo. Por allí apareció Di María que no encontró un hueco inesperado. Jugó con Palop y Andrés cayó en la trampa. El argentino tuvo agallas. Se paró delante del guardameta y la coló por el palo corto de Palop, que descubrió y abrió las puertas de la victoria al Madrid.

En el fútbol se pueden ganar partidos por muchos caminos. Este domingo, el Madrid lo hizo entre obstáculos y piedras. Fue un partido de fútbol porque había un balón de por medio. Los blancos echaron de menos al timón del barco, Xabi Alonso. Tanto le echaron de menos que se olvidaron del centro del campo. Fue un mal menor. También para el Sevilla. Lass, Khedira, Zokora y Romaric jugaron con el cuchillo entre los dientes y viendo pasar el balón de uno al otro lado del campo.

El Madrid quiso empujar, pero lo hizo a tirones, la mayoría de Cristiano Ronaldo y Di María, que siempre se atreven a pesar de la oscuridad futbolística que ensombreció el partido. Se hizo la guerra por cuenta propia. Las imprecisiones abundaron y el Sevilla preguntó antes de hablar. No era respeto, era miedo al Real Madrid, miedo a ganar, lo que los blancos no han tenido ni tendrán en la vida. Los nervionenses llegaron por los costados y Pepe se encargó de tapar los agujeros.

El paso por vestuarios no enfrió los ánimos. Fue un choque caliente, muy caliente. Faltó pensar, pero sobraron casta y empuje. Los tirones también los dio el Sevilla, que perdonó la vida al Real Madrid en un mano a mano de Negredo con Casillas que mandó a la grada. Fue la ocasión del partido para los de Manzano, que no se vieron en otra igual durante toda la noche. El vallecano fue protagonista minutos después al chocar su cabeza con la de Carvalho. Clos Gómez le sacó al portugués la segunda amarilla después de ser castigado en la primera parte por una acción que le pudo costar la roja. El Madrid se quedó con uno menos y a los merengues les salió fuego por la boca.

Mourinho había cambiado el chip antes dando entrada a Pedro León y Granero. Se marcharon Benzema y Khedira, señalados por el Bernabéu. Su producción contra el Sevilla fue nula. Con uno más, al Sevilla le tiritaron las piernas. Al Madrid le pasó todo lo contrario. Los de Mourinho estaban con uno menos pero jugaban con una lanza. Di María fue el que se la clavó al Sevilla, que acabó con Dabo en la calle antes de tiempo y sumando su quinta derrota consecutiva en el campeonato. Había ganado el guerrero madridista.

Marca.com

Era de esperar, el Real Madrid aunque juegue mal tiene mucha pegada y sabe sacar los partidos adelante.

el comentario del partido identico al de marca y ademas el sevilla da asco sin ofender