Un tiempo para el recuerdo
Un primer tiempo primoroso permitió al Real Madrid aplastar al Málaga. Los blancos volvieron a mostrar su perfil de equipo mandón, voraz para robar, paciente para tocar y letal para definir. Higuaín mostró el camino, pero fue Cristiano el que acabó con el debate en menos de 15 minutos. En ese intervalo, anotó tres goles y dejó listo un partido que, en el segundo tiempo, sólo interesó al Málaga. Los andaluces estrellaron dos balones en la madera. Hubieran maquillado una pelea que, en realidad, no existió.
El Madrid volvió a mostrar su versión más evolucionada. Durante 45 minutos, se movió como un ejército con varios mariscales. Sergio Ramos, Xabi Alonso y Di María vertebraron, e Higuaín y Ronaldo hicieron la parte más agradable del trabajo. La superioridad de los blancos volverá a alimentar los debates sobre la competitividad de la Liga, aunque, en realidad, la cuestión debería trascender las fronteras del Campeonato. Fuera del Barça, se hace difícil imaginar un equipo capaz de contener semejante vendaval.
El grupo de Mourinho sentenció en apenas media hora. Le sobró para hacer cuatro goles y dedicar el resto del partido -en especial el segundo tiempo- a sestear. El Madrid volvió a ser el equipo agresivo de la Supercopa, capaz de robar ya en la primera línea de presión y, a partir de ahí, generar ocasión tras ocasión. No lo hizo desde el vértigo, sino con pausa, confiado en su propia superioridad. Con calma recibió Di María en la derecha, engañó con la posibilidad del disparo y cambió por un pase vertical para Higuaín que el Pipita, también frío, convirtió. Otro pase de Kaká para el Fideo precedió al centro envenenado de éste, justo entre los dos centrales, para el primer toque decisivo de Cristiano. Y un nuevo robo permitió a Xabi encontrar a Cristiano, que desnudó a Demichelis y se aprovechó de la autopista que le abrió Kaká por el centro para colocarla en la red.
A esas alturas, pocos recordaban ya en La Rosaleda los dos penaltis (uno en cada área) reclamados en el arranque del partido. El Madrid tomó el mando casi de inmediato, monopolizando el balón, que iniciaba el viaje en Ramos, impecable en la salida y un titán en el juego aéreo. Como central, el sevillano es un futbolista más contenido y, quizá por eso, con más capacidad para sorprender en ataque. Su concurso fue vital en el cuarto gol, en el que cabeceó con toda la intención en el segundo palo un córner, buscando a Cristiano. El portugués, de espaldas a la portería, se vio obligado a un remate poco académico. Con la planta del pie, una coz a la red. Otro gol a un toque del portugués.
El Málaga reaccionó tras el descanso. Se admiten las dos versiones, vergüenza local o desaceleración visitante. Por lo que fuera, lo cierto es que apenas se vio nada en el segundo acto del Madrid del primero, ni del Málaga. Los locales tuvieron el balón y buscaron con insistencia los dominios de Casillas, que ya en el primer tiempo tuvo un par de intervenciones de mérito. Tras el descanso, contó además con la ayuda del travesaño, que sacó dos remates -de Joaquín y Seba Fernández- a los que el capitán blanco nunca hubiera llegado. Tras el segundo, el Málaga capituló, y el Madrid, ya con Özil y Benzema, se defendió más con el balón. Apenas generó ocasiones, aunque tampoco le hizo falta. Creó las necesarias en media hora magistral en el primer tiempo, en la que volvió a mostrar la versión más desarrollada del nuevo Madrid de Mou.
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