Un gustazo para los ojos
El Real Madrid de la segundas temporadas de Mourinho se estrenó en el campeonato y lo hizo a lo grande, fuera de lo normal. Los blancos lo metieron seis al Zaragoza que bien pudieron ser el doble, quedándose sin dedos para contar sus goles en La Romareda. El Madrid pasó por encima de su rival y lo hizo jugando maravillosamente bien, guiados por los ojos de Mesut Özil, un futbolista que ve más que los demás. El insaciable Cristiano no se quedó atrás y metió tres de los seis tantos de su equipo, recordándole al mundo que metería goles hasta tumbad en la cama.
No se le daban bien los estrenos a Mourinho y sus jugadores se pasaron de la raya. El Madrid pasó como un huracán por La Romareda, pero todo pudo ser incluso peor para el Zaragoza, llamativo cuando hablamos de un partido que acabó 0-6. Al equipo de Aguirre, al que le costó salir de su campo Dios y ayuda, sólo le quedó arrodillarse y esperar clemencia de un Real Madrid salvaje.
Coentrao fue lo único novedoso del Madrid en Zaragoza con respecto a la temporada pasada. El portugués volvió al que fue su estadio, por poco tiempo, y lo hizo siendo titular del Real Madrid al lado de Xabi Alonso. Fabio estuvo aplicado, pero menos brillante que el resto de sus compañeros. Es futbolista extremista y divisa mejor el horizonte cerca de la línea de banda que en la zona ancha. Allí, el que manda es Xabier Alonso, que decide todo lo que pasa a su alrededor, y el que inventa es Özil, que volvió a montar un escándalo.
Mesut jugó con una lámpara en La Romareda y encontró huecos en las zonas donde se decide la vida por todos los rincones, a pesar de la poblada defensa que montó Aguirre. El alemán hubiese visto a sus compañeros hasta entre las paredes. El primer gol del Madrid llegó en el 24' después de unos cuantos avisos de los blancos, manejados por Özil y por Benzema, excelente asociándose con sus amigos. El francés fue el que originó el tanto, robando y dándosela a Özil, que ejecutó una asistencia maravillosa entre líneas que no desaprovechó Cristiano, que llegó como un búfalo para marcar su primer gol del curso. El año pasado hizo 41 y para el portugués no existen los imposibles.
Poco después, llegó el segundo. Lo marcó Marcelo, uno que debe ser intocable aunque a Mou no le guste ese adjetivo. El Madrid puso tierra de por medio y no puso un mundo por precipitarse en algunos remates y, otra veces, por culpa de Roberto, que se dedicó a sacar agua toda la noche. Se ahogó, pero lo hizo con orgullo y dando la cara.
Ronaldo no se da un respiro
Por suerte para la vista de los madridistas nada cambió tras el descanso. El Madrid siguió llegando al área zaragocista con el hacha de guerra y pudo hacer mucha más sangre. Cristiano hizo dos más, Xabi Alonso marcó sacando el latigo desde lejos y hasta Kaká vio portería, firmando un gol marca de la casa.
El Madrid de Mourinho le tapó los ojos al Zaragoza, pero no lo hizo de mala manera. Lo hizo con una pelota en los pies, la mejor arma que existe en el fútbol, lo que debe guiar el destino del Real Madrid.
Marca.com