Un trabajo limpio

Fue el periodista argentino Dante Panzeri el que dijo aquello de que el fútbol es la dinámica de lo impensable, pero la mayoría de las veces la lógica impone su tozudez implacable. Se enfrentaban el equipo más rico del mundo con el más modesto de Primera y las diferencias en la chequera se trasladaron al terreno de juego.

Los granotas, que venían de ganar tres partidos seguidos -incluido uno en El Madrigal-, fueron poco menos que un muñeco de trapo en manos de la maquinaria blanca, que funcionó a la perfección pese al recambio de algunas piezas al que se había visto obligado Mourinho por la cercanía del duelo de Champions en Lyon.

Los cambios, eso sí, fueron los exigidos por el guión. Nada de experimentos. Si acaso preocupaba la ausencia de Xabi, que había pesado lo suyo en citas precedentes, pero Di María y Kaká se encargaron de suplir con eficacia al tolosorra.

Se hablabla en los mentideros del bajón de juego del rosarino, exprimido como un limón por su técnico, pero la exhibición de este sábado debe despejar cualquier duda sobre la ascendecia de Di María en este equipo. La tiene y va en aumento, dada su juventud.

En una jugada suya nació el 1-0. El eslalon del argentino desgarró a las primeras de cambio la cortina de hierro dispuesta por Luis García y Benzema apenas tuvo que empujar el esférico a las mallas.

El tanto sólo sirvió para espolear las ansias goleadoras de un equipo que no permitió en ningún momento que el Levante se levantase de la lona. Hasta tal punto que al cuarto de hora, uno se podía apostar poco menos que la casa a un triunfo merengue.

Munúa evita una mayor debacle
Porque llegó el 2-0, en una falta botada por Cristiano que Carvalho sólo tuvo que remachar a la red, pero pudieron llegar muchos más tantos si no hubiera mediado Munúa, que salvó a su equipo de otra goleada de escándalo en el Bernabéu.

Especial mención al aciago día de Cristiano de cara a portería. El portugués lo intentó todo y se fue de vacío, aunque su entrega es encomiable, un día sí y otro también.

Tal fue el dominio merengue que Adán, sustituto del sancionado Casillas, no tuvo que realizar intervención alguna pues Albiol y Carvalho se bastaron para desbaratar las escasas y tímidas escaramuzas granotas.

En fin, que el Madrid ganó y convenció en un duelo que respondió al guión previsto y que debe refrendar la idea de que hay piezas más que válidas en el banquillo para casi cualquier contingencia, aunque el rival fuera de perfil más bien bajo.

Y no se pierdan, si pueden, la jugada de Özil en el último minuto. Por obras de arte como esas merece la pena pagar una entrada.

Marca.com

Buen triunfo del Madrid. Era de esperar la victoria de los blancos en su campo ante el Levente. Veremos si el Barça gana hoy y siguen a 5 puntos.