Messi no se rinde
El Fútbol Club Barcelona es consciente de que los diez puntos que le separan del Real Madrid pueden valer una Liga, pero también tiene muy claro que va a ser fiel a su estilo pase lo que pase. Con los blancos en lo más alto de la tabla, los culés saben que la única posibilidad de remontar pasa por practicar el juego que tantas alegrías les ha dado en los últimos años y ante el Valencia, no dudaron en ejecutarlo.
El Camp Nou se llevó el primer susto con el tanto inicial de Piatti pero Messi se encargó de dar una alegría a una afición que llegó decepcionada al coliseo culé como consecuencia de la final de la Copa de baloncesto. El argentino nunca falla en estas ocasiones y repartió oxígeno a los aficionados en forma de goles. Cada galopada suya se celebra casi como un tanto porque las probabilidades de que el cuero termine en el fondo de las redes son máximas.
La manita que le endosó el Barcelona al Valencia pudo haber sido una goleada histórica de no haber sido por la presencia de Diego Alves bajo los palos. El brasileño llegó a desesperar a los atacantes locales despejando todo lo que llegaba a sus dominios gracias a unos reflejos espectaculares y a una mejor colocación bajo los tres palos.
Desde el pitido inicial, los chicos de Guardiola buscaron la circulación rápida del balón. No estaba Xavi en el centro del campo, pero sí salió Iniesta de inicio y con el manchego en el campo, la cosa es totalmente distinta. El de Fuentealbilla siempre hace lo correcto con la redonda. Piensa la mejor opción cuando recibe la pelota mientras la protege de las entradas rivales, tiene un cartabón en sus botas para meter el cuero por huecos imposibles y da la pausa al juego para engañar a unos rivales que nunca saben por dónde va a salir el canterano culé. Sin duda, su baja en las últimas fechas ha sido clave para que la Liga se decantara para el Real Madrid.
A pesar del dominio local, los de Emery se aprovecharon de un desajuste defensivo local y estrenaron el marcador. Feghouli le ganó la espalda a Abidal junto a la línea de cal, puso un balón al corazón del área y Piatti se aprovechó de la falta de compenetración entre Piqué y Montoya. El pequeño valencianista remató a gol y los fantasmas sobrevolaron el Camp Nou.
Tras recuperarse del shock, Messi comenzó con su festival goleador y volvió a poner las cosas en su sitio. El argentino aprovechó un mal despeje de Rami tras un centro de Pedro por la izquierda y superó a un Diego Alves que unos minutos después comenzaría con su repertorio de estiradas. El tanto en contra no fue la última desgracia del Valencia en esa jugada debido a que Miguel cayó lesionado y tuvo que abandonar el campo cuando estaba frenando las llegadas de Pedro con acierto.
Poco duraron las tablas en el electrónico de la Ciudad Condal y sólo cinco minutos después, Messi repitió la operación ante Alves. Abidal fue el que centró desde la izquierda, la Pulga logró rematar con el muslo y cuando parecía que el portero había salvado el gol con una estirada a la base del poste, el balón le cayó al atacante culé para que marcara el segundo.
A partir de ahí las ocasiones fueron constantes para los de Guardiola. Cesc, Alexis, Messi, Pedro, Montoya o Busquets encadenaron jugadas de peligro sin apenas tiempo para que Alves se pudiera rematar del suelo. Las probaron de todos los tipos y colores. Entraron tanto por las bandas como por el centro del ataque y recurrieron al juego aéreo como a los balones rasos. Todas terminaron con el mismo protagonista: Diego Alves, en algunas ocasiones ayudado por los palos, mostrando sus cualidades como portero.
Valdés, vital para los culés
Lo cierto es que el juego de los culés era el que quería su afición pero cuando se miraba al marcador la preocupación se veía en las caras culés. En algunas ocasiones los culés han terminado pagando su falta de puntería pero hoy no era el día. Messi no estaba dispuesto a que se repitiera la película y no cesó en su empeño de superar a Diego Alves. También puso de su parte Valdés, un portero que jamás se debe olvidar porque es vital para los suyos. El meta para todo lo parable y siempre deja su sello para hacer la vida más fácil a sus compañeros.
Finalmente, tras el carrusel de ocasiones Messi sumó dos tantos más a su cuenta personal al aprovechar un rechace de la defensa visitante a centro de Tello y al picar el cuero por encima de Diego Alves en el mano a mano con el brasileño. Xavi, que salió para disputar los últimos minutos del partido y volver a coger el ritmo de competición una vez superadas las molestias en el sóleo, se sumó a la fiesta con un tanto cuando el reloj tocaba a su fin.
Con todo esto, el Barcelona volvió a demostrar que la diferencia entre el segundo de la tabla con el tercero de la Liga sigue siendo insalvable a día de hoy para los equipos que luchan por entrar en la máxima competición continental. Además, los catalanes mandaron un mensaje claro a un Madrid que no se puede dormir porque de lo contrario, tendrán a su máximo rival pisándoles los talones.
Marca.com