Cuando Frank Rijkaard abandonó el terreno de juego después de la victoria de Holanda sobre Arabia Saudí (2-1) en la Copa Mundial de la FIFA Estados Unidos 1994, poco podía imaginarse a sus 17 años que algún día se convertiría en seleccionador del combinado del país del Golfo. Pero a sus 49 años, después de una larga y distinguida carrera de mediocampista y de su paso como entrenador por los banquillos de Holanda, el Sparta de Rotterdam, el Barcelona y el Galatasaray, el legendario holandés ha aterrizado en Asia occidental para asumir la tarea de guiar a la selección saudí hasta la fase final de la Copa Mundial de la FIFA Brasil 2014™.
Rijkaard se perfila como el hombre ideal para cumplir con el encargo. En el ecuador de la tercera ronda de clasificación de la Zona Asiática, los suyos no han registrado todavía ninguna victoria, han empatado con Omán y Tailandia y han perdido contra Australia, sus rivales del Grupo D. Después de haber fracasado en su intento por meterse en Sudáfrica 2010, a los saudíes también se les ha puesto muy cuesta arriba la presente competición preliminar, donde llevan siete puntos menos que el primero de la tabla, Australia, a falta de solamente tres partidos por disputar en esta liguilla de grupos.
En conversación con FIFA.com, el holandés comenta los motivos que lo llevaron a mudarse a Arabia Saudí, analiza el fútbol del país y explica qué debe hacer la selección para llegar a Brasil 2014.
Explíquenos su decisión de venir a Arabia Saudí. ¿Qué le atrae de este empleo y cuál es su opinión sobre la calidad del fútbol que se practica actualmente en el país?
Estaba en negociaciones con varios equipos cuando me llegó una estupenda oferta de la Asociación Saudí de Fútbol. Para mí, el auténtico reto y el principal objetivo con este equipo es conseguir la clasificación para el Mundial de Brasil; después, la asociación está dispuesta a poner en marcha un plan a largo plazo para cimentar el futuro de este deporte en el país. Ahora conozco un poco mejor el fútbol saudí y puedo asegurar que queda mucho trabajo por hacer, tanto sobre el terreno de juego como en las esferas administrativas y de gestión.
La selección ha arrancado con lentitud en esta tercera ronda de la fase de clasificación asiática para Brasil 2014. ¿Por qué?
Un principio lento no está tan mal. Nuestro primer partido fue a domicilio contra Omán, y nos fuimos de allí con un empate a 0-0. Sin embargo, si considera que habíamos perdidos los dos encuentros entablados anteriormente contra ese rival, verá que el resultado no fue malo. En el segundo choque nos enfrentamos a Australia, y quedó claro por qué los australianos ocupan la 20ª posición de la tabla mundial y nosotros no pasamos de la noventa y tantos. Jugaron mejor que nosotros. Sencillamente, fueron mejores. La liga nacional no había empezado cuando nos enfrentamos a Australia y el encuentro se celebró justo después del Ramadán; o sea, que no atravesábamos por nuestro mejor momento.
Este empleo en Arabia Saudí supone su primera experiencia futbolística fuera de Europa. ¿Qué opinión le merece el fútbol que se practica en Asia?
Algunos países asiáticos han llegado lejos. Las naciones bien organizadas, con buenas infraestructuras y completos programas de entrenamiento en las categorías juveniles lideran las competiciones en esta parte del mundo.
Hablemos de aquella selección de los Países Bajos que usted entrenó en la Eurocopa 2000. ¿En qué se diferencia del actual combinado holandés?
Para empezar, de aquello han pasado ya 12 años, lo que se traduce en nuevos jugadores y en un estilo de juego distinto. La mayoría de los futbolistas que participaron en la EURO 2000 ya se han retirado. Nos quedamos a un paso de la gran final sin poder cruzar la raya. El equipo actual, por otro lado, tiene grandes posibilidades de ganar una máxima competición siempre que siga ofreciendo el tipo de rendimiento que brindó en el último Mundial.
¿Le sorprendió la actuación holandesa en Sudáfrica 2010?
En absoluto. La selección de los Países Bajos es capaz de imponerse a cualquier equipo del mundo en cualquier momento. Las principales razones de su éxito son el talento que atesora la nueva generación de jugadores, su gran trabajo en equipo y su ferviente deseo de conquistar un gran trofeo para inscribir su nombre en los anales del fútbol holandés.
¿Siguió la Copa Mundial de la FIFA de Sudáfrica? A usted que ha participado en dos ediciones de la competición, ¿qué le pareció ésta?
Seguí Sudáfrica 2010 desde las gradas. Cuando tuve la gran suerte de conseguir entradas para un partido de los Países Bajos, lo disfruté como simple aficionado, y cuando no, recordé mis días de jugador. Acabé viendo un montón de partidos y disfrutando de la impresionante calidad del juego que nos brindó el Mundial.
Formó parte de aquella selección holandesa que ganó la Eurocopa 1988. ¿Diría que el combinado actual puede emular esa gesta en la edición del año próximo?
La verdad es que sí. Es más fácil decirlo que hacerlo, lógicamente, pero creo que puede lograrlo. Para ello se tienen que dar todas las circunstancias, junto con un poco de suerte, pero si la selección sigue desplegando ese estupendo trabajo en equipo que la caracteriza, el triunfo es posible sin lugar a dudas.
Los Países Bajos están llegando últimamente a altas cotas, pero ¿cree que la nación podrá mantener el ritmo de formación de talentos que necesita para que no decaiga el rendimiento actual y la calidad de su juego?
Claro que sí. Holanda es famosa por tener una cantera especialmente buena que sigue dando grandes estrellas al fútbol internacional. Rinus Michels y Johan Cruyff montaron la infraestructura y la pericia que actualmente posee el país para cultivar el talento de sus jóvenes futbolistas.