Este Barça también es mejor
El Barça respondió a la contundente victoria del Real Madrid en Zaragoza con una exhibición ante el cuarto de la Liga, un equipo de Champions al que asfixió y bailó convirtiéndole en una marioneta desconocida.
Ni el nuevo esquema, con tres defensas, ni las cinco ausencias en defensa -Alves, Puyol y Piqué incluidos-, sin Villa y sin Xavi por decisión técnica y con Cesc y Thiago en el campo, el Barça arranco la Liga con una fuerza mayor si cabe a la de la Liga pasada.
De inicio, se podía presuponer peligrosa la opción de tres defensas -Mascherano, Busquets y Abidal, el único puro- ante una de las parejas más peligrosas de la Liga, la formada por Rossi y Nilmar. Pronto quedaron derruidos los miedos, con una asfixiante presión arriba que ahogó al Villarreal. Alexis, Messi y Pedro trabajaron para recuperar y Cesc y Thiago generaban y participaban en el carrusel de ocasiones culés.
El gol era cuestión de tino, el que tuvo Thiago en una carrera hacia la frontal acompañada por los ojos de los cuatro defensas del Villarreal que le seguían. Su tiro abrió el fuego en el 24.
Tímidamente, el Villarreal apareció cinco minutos para generar un tiro de Rossi esquinado y una oportunidad doble ante Valdés, anulada de antemano por Turienzo, que hizo pensar que habría rival. No fue así. El conjunto de Garrido asumió un papel inferior se dejó hacer por el Barça, con demasiada complacencia para tapar al pasador y molestar al rematador.
Cesc, uno más ya en el engranaje culé, como si nunca se hubiera ido, mostró el plus que otros centrocampistas del Barça no gozan, su gran llegada. Recogió el pase de Messi, driblando y anotando como un delantero en el 44. Cesc y Thiago, goleadores, combinando juntos y saltando hipótesis de su incompatibilidad.
Sin descanso
Lo hubo para ambos equipos, aunque el Villarreal no debió respirar en el intermedio. A los dos minutos de volver fue Alexis, menos encajado aún pero muy participativo, el que aprovechó un tuya-mía de Messi y Thiago para plantarse ante Diego López y estrenarse. El tercer refuerzo, el tercer gol.
Cuatro minutos después le tocó a Messi. Otro jugadón colectivo nacido en La Masía, con Cesc e Iniesta tocando y el argentino culminando. El Villarreal se desangraba, aunque nadie se acordaba de él.
Tras el último gol del encuentro, el quinto, de Messi a pase de Thiago, en el 74, planeó la posibilidad de pelear el liderato al Madrid, que llegó al seis en Zaragoza, en la primera jornada. Faltaban dos goles, pero al Barça le pareció que su mensaje ya llevaba suficiente fuerza: "También hemos mejorado".
Si el Madrid nace este año más conjuntado, el Barça lo hace más reforzado, con más posibilidades en todas las líneas. El inevitable duelo de dos, servido tras tan sólo 90 minutos.
Marca.com