Au revoir, octavos de final
El Real Madrid cerró seis años borrosos de su historia en la Copa de Europa, competición en la que presume de mandato en número de títulos, pero en la que no superaba los octavos de final desde hace siete años. Lo hizo batiendo al Olympique de Lyon (3-0), al que tampoco había ganado en sus siete enfrentamientos en la máxima competición.
Con Cristiano mermado pero en el once inicial, el Madrid inició el encuentro aprovechando el impulso del Bernabéu, que, no había dudas, respondió. Creó dos ocasiones rápidas pero, pasado el efecto inicial, se vio atrapado por la mejor virtud del Olympique de Lyon, su colocación.
Los franceses se hicieron con el balón, se presentaron en el campo del Madrid y sin crear excesivo peligro -sólo un remate de Delgado que sacó Casillas abajo- hicieron devolver al Bernabéu a tiempos recientes, en los que, con no demasiado los rivales dejaban en la cuneta a su equipo en la competición que más ama. Pepe, que pudo ser expulsado al menos dos veces durante el encuentro por entradas propias de un cerebro no a la altura de un jugador de su talla, y Carvalho, vieron dos amarillas tempranas que crearon inquietud.
Una acción personal de Marcelo, con robo de Xabi Alonso y pase de Cristiano, permitió al Madrid cambiar el rumbo de su racha en esta fase. El brasileño, reencarnado en Roberto Carlos, estuvo presente en todas las acciones de ataque de su equipo en la primera parte, combinando como un centrocampista más y pisando el área tanto como el 9 del Madrid.
Desmitificado Lyon
Pudo haber sentenciado antes del descanso el partido, con un disparo de Benzema que sacó Lloris. El francés, en un día señalado, confirmó su aparición en el nivel que siempre se le ha esperado. Cayendo a la izquierda, tirando paredes, rematando, sembrando temor... e incluso, robando balones, apartado en el que no se le esperaba.
A pesar de todo, un gol del Lyon devolvía los fantasmas. Con Cristiano ni al 50% de su mejor versión y Pepe clavando tacos, Özil y Benzema, acompañados de Di María y Xabi Alonso, lideraron las contras del Madrid, letales. El Lyon acompañó, sin mordiente arriba y con dudas en defensa, desmitificando la solidez que se ha creado en los últimos años.
Benzemá definió una por debajo de las piernas de Lloris y Di María, definitivamente, envió al olvido los octavos de final, elevando la bola sutilmente por encima de Lloris.
El Madrid se saca la espina enquistada de esta ronda, sabedor de que su historia y el nombre de su entrenador y jugadores está muy lejos de conformarse con haber conseguido solamente esto.
Marca.com