Abidal se viste de Baltasar
Un tanto de Abidal resultó decisivo para que el Barcelona lograse el pase a cuartos en San Mamés. El valor doble de los goles fuera de casa resultó clave. El francés adelantó al Barça a un cuarto de hora del final y Llorente propició un final de infarto al empatar a cinco minutos del 90.
Dos conclusiones se pueden sacar de este partido. La Copa del Rey necesita más choques como este y el Athletic de Caparrós sabe cómo jugarle al Barça. Los rojiblancos lograron algo que muy pocos equipos han conseguido: hacérselo pasar mal al Barcelona. Los de Guardiola arrasaron en posesión de balón (34-66), pero no consiguieron dominar el choque como en otras ocasiones. El Athletic, a su manera, con balones parados, contrataques y mucha garra, le plantó cara al equipo catalán.
Guardiola se lo esperaba y por eso apostó por su delantera de gala. El gran sacrificado fue Bojan, que salió del 'once de Copa' en favor de Villa. Se mantuvo Pinto. Sorprendió que Iniesta y Puyol empezaran el choque en el banquillo, probablemente a causa de las rotaciones.
A pesar de la teórica superioridad azulgrana, la primera parte se saldó con ocasiones en ambas porterías. La más clara, una de Villa que despejó milagrosamente Gorka con un acto reflejo.
Los rojiblancos se dieron cuenta de que el Barça no conseguía morder como le gustaría y trataron de ser más ofensivos tras el descanso. Salieron mejor, pero Toquero fue incapaz de superar a la zaga culé. Por su parte Llorente, que acabaría marcando su golito, no brilló con la luz de otros días.
Nadie contaba con Abidal
Resultó ser el jugador menos esperado el que lograra romper el empate. Abidal, que hasta la fecha sólo había marcado un gol en toda su carrera profesional, aprovechó una asistencia de Messi dentro del área. El francés vio recompensado así su partidazo 'multiusos', en el que empezó como central y acabó como lateral.
El gol no le vino mal al Athletic, que por fin se dejó de complejos y fue decididamente al ataque. Eso sorprendió al Barça y Llorente logró el empate a cinco minutos del final. Si durante todo el partido el ambiente de La Catedral había sido increíble, la recta final fue gloriosa. San Mamés se volcó para intentar ayudar a su equipo, pero sin éxito. De hecho, estuvo más cerca el tanto culé que el local, pero Villa se quedó petrificado en un mano a mano con Gorka.
Debutó Afellay
Fue, en definitiva, un partido de los que hace afición. En un gran escenario, con un público volcado, y unos jugadores dejándose la piel. Afellay, que jugó el descuento, tendrá que mentalizarse de que no todos los choques en España son así.
El borrón
Lo único negativo en un partido cinco estrellas fue el lanzamiento de objetos desde uno de los fondos de San Mamés. Uno de ellos impactó en la cara de Abidal y le dejó en el suelo un rato. La cosa no llegó a mayores, aunque no debería pasar desapercibida.
Marca.com