La Superliga siempre la he considerado como una gran patraña repleta de hipocresía, y lo que estoy viendo desde ayer por la mañana no sólo no me hace cambiar de opinión, sino que me reafirma aún más en ella. No habría estado a favor aún así, pero admito que si hubieran ido de frente desde el principio diciendo "oye, mira, queremos montar un chiringuito elitista en el que nos vamos a llevar la pasta los cuatro de siempre, vamos, lo mismo que hasta ahora pero llevándonosla íntegra" pues seguiría sin cuadrarme pero al menos reconocería su sinceridad (con su buena dosis de cinismo también) y me limitaría a decir lo mismo que ha expuesto Vinalar, que el que tiene plata hace lo que le viene en gana con ella. Pero no, lo que más me molesta de este proyecto es su gigantesca hipocresía: que van de salvadores del fútbol y de Robin Hoods de la vida prometiendo un mundo feliz con caminos de algodón de azúcar, estadios de piruleta arcoiris y unicornios rosas sobrevolando el verde, cuando es más que evidente que lo que quieren es exactamente lo mismo (o incluso más cerrado y elitista todavía) que tienen ahora quitándose de en medio a la UEFA y la FIFA que son los que meten mano en las ganancias.
En cuanto a la promesa de fútbol gratis es un gancho que tienen que lanzar sí o sí si quieren que ese proyecto tenga el más mínimo atisbo de supervivencia, pero a mí me suena a eso, un gancho. Podré pecar de exceso de escepticismo, quizás, pero no me trago la viabilidad casi mágica de un proyecto que se autofinancia tan holgadamente solo con publicidad y patrocinios. Nadie da duros por pesetas, y menos aún un proyecto promovido por peces gordos que a todas luces se ve que lo que buscan es hacerse aún más gordos arrasando con los peces chicos.
No estoy para nada de acuerdo con el modelo actual promovido por UEFA y FIFA, pero desde luego que si me das a elegir entre Guatemala y Guatepeor, me quedo en Guatemala.