Un Mesilazo tapa las carencias culés

La victoria del Barcelona ante el Copenhague pudo dejar más sensaciones negativas en el juego culé que positivas. Es cierto que los hombres de Guardiola sumaron tres puntos, vuelven a liderar el grupo y encarrilan el pase a octavos, pero lo cierto es que habría que tirar de hemeroteca para recordar el último choque aburrido de los de la Ciudad Condal y en esta ocasión, la segunda mitad hizo bostezar a todo bicho viviente.

De no haber sido por la calidad de Messi y por la falta de categoría de los daneses, el símbolo del choque habría sido totalmente distinto y los fantasmas podrían haberse instalado en el Camp Nou. La contestación fue Messi, precisamente esa es la diferencia entre los grandes equipos y los humildes y es lo bueno de contar con jugadores de talla mundial, pero dudo mucho que Guardiola terminara satisfecho con el juego de los suyos.

La circulación del balón culé ya no es como antes. La velocidad con la que Iniesta, Villa y compañía movían el balón sobre el tapete está muy lejos de la de ahora. Los pases son extremadamente previsibles y una y otra vez se topan contra una defensa que esté mínimamente ordenada y se sacrifique para correr detrás de la pelota. Por suerte para los culés, la calidad no se olvida y tiene recursos para estas ocasiones, es argentino y se llama Leo Messi.

En esta ocasión, La Pulga formó en la punta de ataque con Villa. Guardiola cambió el esquema y colocó un 4-4-2 para dar descanso a Xavi y colocar juntos a Mascherano y a Busquets. Los dos son grandes jugadores, pero hasta ahora, el Jefecito y el de Badía no han dado con la tecla exacta para canalizar el juego culé. Es cierto que el trabajo defensivo se multiplica con la presencia de ambos, pero el ataque se ve claramente mermado con dos futbolistas que tienden a realizar el mismo juego.

A pesar de todo esto, el panorama de la primera mitad no era tan malo como se pintaba. Alves creó peligro por su banda y Maxwell, sin mucho acierto, lo intentó por la izquierda junto a Abidal, que tímidamente superó la medular. Iniesta era el dueño y señor del centro del campo y Villa no cesó de crear espacios a pesar de seguir con su sequía goleadora y caer en numerosos fueras de juego, algo que debería ensayar más el Guaje.

Precisamente fue el asturiano el que dio el primer aviso. Tras revolverse en el área mandó el balón al larguero cuando todo hacía presagiar un festival de los culés, algo que evitó Wiland con sus acertadas intervenciones hasta que se topó con Messi. El argentino recogió un balón en el borde del área, miró a la escuadra de la meta rival y colocó el balón donde se instalan las telarañas con un tremendo zapatazo. De esta forma, el canterano mostró que su repertorio de cara a gol no tiene fin.

A partir de entonces el Barcelona dominó el balón sin demasiada profunidad. Los daneses eran incapaces de crear peligro y hasta Santin se frenó inexplicablemente cuando armaba una contra peligrosa. El línea no había pitado fuera de juego y olvidando por completo el balón, el punta visitante olvidó también el posible peligro y las opciones de marcar gol. Algo similar al error que tuvo en la segunda mitad cuando cabeceó fuera con todo a favor un rechace del poste a disparo de N'Doye.

De esta forma, la segunda mitad fueron los minutos más aburridos de la era Guardiola. Los toques en la medular morían continuamente en la zaga visitante y las ocasiones aisladas, las salvó Wiland con una mezcla de acierto y fortuna. Así, el técnico de Santpedor no tuvo otra opción que colocar Xavi y a Pedro en el terreno de juego. Pep recurrió al de Terrasa para controlar el choque a pesar de las molestias que arrastra y quitó del césped a Villa, que sumó un choque más sin ver puerta, y a Maxwell, que dejó su puesto a Pedro para buscar un desborde junto a la cal que no llegó hasta el pitido inicial.

Finalmente y tras varios avisos de los daneses, Messi se encontró un balón dentro del área pequeña tras un forzado disparo de Abidal y con todo a su favor, sólo tuvo que empujar el balón al fondo de la red para matar el choque y dar una bomba de óxígeno a la grada y al banquillo del Camp Nou, que sufrieron más de la cuenta ante un rival que mostró muchas carencias sobre el césped.

Marca.com

Mal partido del Barça aunque fue muy superior al Copenhague.

Sí, el Barça aún no ha cogido el ritmo de la pasada temporada y lo esta pagando en este inicio de temporada.