El final del Portugal-Brasil recordó por momentos al Alemania-Austria del Mundial de 1982. Los dos estaban contentos con el empate a cero y firmaron un pacto de no agresión. No se sabe muy bien por qué se conformó Portugal, pues a esas alturas de partido ya quedaba claro que Costa de Marfil no le iba a hacer ni siete ni ocho goles a Corea del Norte. El caso es que la cosa terminó empatada sin goles, con Brasil primera de grupo y Portugal segunda y sin haber recibido ningún gol en la primera fase.
El partido deparó una decente primera parte de Brasil y alguna buena ocasión a la contra de Portugal en el segundo acto. La 'canarinha' tuvo el control del partido durante la primera parte, asumió la condición de pentacampeona, de favorito, y se hizo con el balón. Cuando lo tuvo, pagó el no tener un par de centrocampistas de verdad. Felipe Melo y Gilberto Silva son lo que son y Baptista o aparece para el gol o no aparece. El peligro llegó cuando combinaron Alves y Maicon por la derecha y en los despistes de Ricardo Costa que aprovechó Nilmar.
El jugador del Villarreal tuvo la mejor ocasión en un remate al palo tras ganarle la espalda a Costa, después de un magnífico pase de Luis Fabiano. Eduardo hizo un alarde de reflejos y desvió el balón al palo. La segunda gran oportunidad de Brasil en el primer tiempo fue un cabezazo de Luis Fabiano tras un gran centro de Maicon, uno de esos pocos jugadores capaces de marcar diferencias desde el lateral. El remate picado del sevillista se fue por milímetros. No concedió más ocasiones Portugal, una selección con dos grandes centrales y que no ha recibido aún ningún tanto. Un aviso para quien la quiera eliminar.
En la segunda parte apareció una buena versión de Cristiano Ronaldo. El astro estuvo muy ansioso en la primera parte, excesivamente individualista. Quiso hacer el gol del Mundial en cada jugada, disparando desde lejísimos, olvidándose de combinar con sus compañeros. Cierto es que apenas tuvo ayuda, pero no estuvo sereno. En el segundo acto fue más Cristiano. En la primera jugada del segundo tiempo arrancó con espacios y quiso cederle el gol a Danny, pero Lucio anduvo rapidísimo. Después protagonizó una de sus cabalgadas, en las que parece una manada, y Meireles perdonó en el área pequeña. Julio Cesar estuvo muy rápido para apagar el fuego. Un gran portero, sin duda.
Con Portugal mejor que en la primera parte y Brasil mucho más conformista, el partido se equilibró. Tanto se igualó que los dos acabaron haciendo las paces, y eso que en la primera parte se habían pegado de lo lindo. Pepe, que pudo ser expulsado por una fea entrada, la tuvo con Luis Fabiano y Felipe Melo. Dunga retiró al propio Melo antes del descanso porque estaba muy caliente y ya había visto una tarjeta amarilla. Había juego duro, pierna fuerte y poco juego.
En los últimos minutos, sin embargo, no hubo ni eso. El público se enfadó y pitó. No se espera algo así en un Mundial, el mejor escaparate futbolístico posible. A Portugal y a Brasil les falta juego, pero tienen peligro. La pentacampeona se las sabe todas y Portugal concede poco. Dos huesos duros.
LAS CLAVES
-Más patadas que juego. En la primera parte el colegiado tuvo trabajo. Los dos equipos se pegaron de lo lindo y algún futbolista pudo terminar expulsado.
-Buenos porteros. Las pocas ocasiones que hubo las resolvieron bien tanto Eduardo como Julio Cesar.
-Portugal se conforma. Estaba claro que el 0-0 le venía muy bien a Brasil. No se entendió tanto que Portugal no buscara el primer puesto de grupo.
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