Navas mantiene la inercia ganadoraUn golazo de Jesús Navas salvó el penúltimo ensayo de España, antes del Mundial de Sudáfrica, en su partido con Corea del Sur. En un partido gris de los de Vicente Del Bosque, el extremo andaluz resultó decisivo con su tanto y mantuvo la trayectoria impoluta de La Roja hacia el Mundial.
Nada que echar en cara a las estadísticas, pero sí a las formas en las que se han engrosado últimamente. Si ante Arabia Saudí España no ofreció una buena imagen, el duelo ante el combinado asiático ha servido para acrecentar esas dudas. Huelga decir que las múltiples rotaciones y la falta de tensión competitiva hacen que este tipo de partidos no sean un buen indicativo del nivel con el que llega La Roja a Sudáfrica.
Pero como lo que toca es analizar el choque, hay que ser críticos y algo puntillosos con el juego de España. Se esperaba que los menos habituales dieran síntomas de ambición, de reclamo hacia el seleccionador o de mostrar su validez para ser jugadores de 90 minutos.
Esas sensaciones sólo las ofreció Navas. El extremo andaluz fue insistente, rápido y eficaz. La primera mitad de La Roja se resume en las intervenciones del chico de Los Palacios. En eso y en la evolución de Iniesta y Cesc, que pudo regresar marcando de no ser por el larguero.
Porque en lo que se refiere a ocasiones, los coreanos (aún sin su estrella Park Ji-Sung) ganaron a los puntos. De hecho, el hoy titular Reina recordó a los partidarios del debate Casillas-Valdés que él es el segundo portero. El meta del Liverpool salvó una doble ocasión clarísima justo antes del descanso.
Debuta Valdés
Por aquella fase del partido ya calentaba Valdés, que debutaría tras la reanudación. Diez años después del debut de Casillas, casualidades de la vida, el meta azulgrana se ponía bajo la meta española.
Al relevo bajo palos le siguieron la entrada de Xavi, Xabi Alonso, Pedro y Villa. Dejaban su sitio un desafortunado Llorente, un Mata casi inapreciable y el tándem Iniesta-Fábregas. Rotaciones que alegraron la cara de La Roja y dotaron de mayor fluidez a su juego. Eso sí, sin grandes estridencias.
Se sucedieron entonces las ocasiones para Villa, que estuvo menos eficaz de lo habitual, mientras los coreanos se dedicaban a enviar balones cruzados para provocar las dudas entre Albiol y Marchena, que casi nunca llegaron a entenderse.
Se esperaba un factor sorpresa que modificara el tedioso destino del choque y prolongara la racha de La Roja. Ése fue Navas y ahí se sumó otro recurso ofensivo al amplio abanico con el que cuenta Del Bosque. Él y el particular efecto del criticado Jabulani decidieron el choque. Un cañonazo desde la frontal tomó veneno en su camino hacia la meta coreana y quitó las telarañas al marcador.
Sin brillantez, casi sin juego y todavía con las piernas algo oxidadas, España sumó otro triunfo a su impecable trayectoria. La mejor lectura posible es clara: La Roja está acostumbrada a ganar, incluso sin jugar bien.
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